Termina 2022, un año difícil para los cubanos, de inmensos desafíos en lo personal, lo social y lo nacional.

Cuba vivió otro año bajo el bloqueo financiero, comercial y económico de EE.UU. –condenado en noviembre por la gran mayoría de la comunidad internacional, por trigésima ocasión–, en un mundo donde la inflación pone en jaque desde bolsillos personales hasta bancos centrales y Gobiernos, suben los precios de alimentos y energía, y rejuegos geopolíticos y de grupos de poder magnifican –mundializan– los efectos de la guerra en Ucrania, cuyo mayor peso cae sobre los más vulnerables, tanto países como comunidades.

Un mundo en el que, además, las monedas y el sistema financiero internacional se suman al arsenal de la guerra económica junto a las medidas coercitivas unilaterales.

Los problemas en las cadenas de suministros globales, arrastrados desde el inicio de la crisis por la pandemia; la tendencia al alza de los precios, la erosión de los ingresos reales, las importaciones encarecidas y la incertidumbre económica general se han reflejado en el panorama nacional, marcado este año, además, por sucesos que conmocionaron a la opinión pública como la explosión en el hotel Saratoga y el gran incendio en la base de supertanqueros de Matanzas.

En medio de altos precios, crisis en la generación de electricidad y desabastecimiento, muchos cubanos sufrieron duras pérdidas en septiembre por el huracán Ian.

Ha sido un año difícil. Cuba, aun así, no deja de levantarse y seguir adelante: buscando las vías para reactivar la economía y asegurar su enfoque social; perseverando y avanzando en los logros de la industria biotecnológica y la ciencia; manteniendo y ampliando sus relaciones internacionales políticas y de cooperación; viviendo en su cultura y en la pasión por los deportes, en las escuelas y en los nuevos emprendimientos económicos, estatales y privados, que siguen apostando por el país.

Son tiempos arduos en este archipiélago y el resto del mundo, pero Cuba no se detiene, con sus reservas humanas y su potencial, en la respuesta noble y agradecida al apoyo amigo y justo, en la réplica certera y digna a ataques e intenciones aviesas; en la reacción solidaria ante momentos aciagos; en el trabajo por los proyectos personales y en el proyecto colectivo de nación, cuya brújula sigue apuntando a la prosperidad, la soberanía y la justicia social.

Saratoga. Foto; Abel Padrón Padilla/ Cubadebate
Explosión en base de supertanqueros de Matanzas. Foto: Ismael/Francisco/ Cubadebate.
Miembro del cuerpo de bomberos de Cuba durante los trabajos de excavación y la búsqueda de las víctimas desaparecidas tras la explosión del Hotel Saratoga en La Habana, 9 de mayo de 2022. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

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