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La violencia de género (VG) es un problema de derechos humanos en todo el mundo. Las complejidades para su abordaje radican en que se trata de una problemática multicausal, con diversas formas de expresión que requiere de un tratamiento integral e integrado desde la interdisciplinariedad y la intersectorialidad.
El Estado cubano desde el triunfo de la revolución, ha implementado políticas encaminadas al empoderamiento de las mujeres y a fomentar la igualdad y equidad de género, con un protagonismo destacado de la Federación de Mujeres Cubanas que ha logrado colocar en la agenda política y pública, primero la violencia intrafamiliar, más adelante la violencia contra las mujeres y por último la violencia de género. Lo antedicho se materializó con la puesta en marcha del Plan de Seguimiento a la Conferencia de Beijing.
En el último quinquenio, con la aprobación y puesta en vigor de la Constitución de la República en 2019, el Programa para el adelanto de las Mujeres, en 2021 la Estrategia integral para la prevención y atención de la violencia de género y en el escenario familiar en diciembre 2021 y por último, el Código de las familias por citar algunas normas se consolida en el plano legislativo y de políticas públicas la voluntad política del Estado de tolerancia cero ante cualquier forma de violencia de género particularmente, las que afectan desproporcionadamente a mujeres, niños, niñas, adolescentes, personas en situación de vulnerabilidad y a las que construyen sexualidades, identidades y expresiones de género no hegemónicas sin distinción de los diferentes escenarios de interacción social en los que ocurran.
La “Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar” aprobada y publicada en la Gaceta Oficial No. 101 Extraordinaria de 9 de diciembre de 2021 integra la experiencia de la Plataforma de Acción de Beijing, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como documentos programáticos encargados de crear las condiciones necesarias para la promoción del papel de la mujer en la sociedad, se interrelaciona igualmente con los objetivos del Macroprograma “Desarrollo humano, equidad y justicia social” y en especial con el Programa de prevención social y atención a las vulnerabilidades que coordina el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.[1]
La Estrategia, como se recoge en su artículo 8 se organiza en componentes, que si bien se encuentran alineados con las áreas de especial atención del Programa Nacional para el adelanto de las Mujeres, posibilitan que los diferentes Organismos de la Administración Central del Estado, las instituciones, las organizaciones y la sociedad civil participen de manera articulada en la respuesta social a la violencia de género y en el escenario familiar sin que se constituyan en una camisa de fuerza. Se presentan como objetivos estratégicos que posibilitan trazar un conjunto de acciones según las áreas de atención de quienes la implementen.
Los componentes en cuestión son:
a) Comunicación social;
b) educación y formación continua;
c) prevención;
d) local y comunitario;
e) atención;
f) protección;
g) legislativo;
h) información y estadísticas;
i) investigación; y
j) seguimiento y evaluación.
El Centro Nacional de Educación Sexual, institución cubana perteneciente al Ministerio de Salud Pública, comprometido con el adelanto de las mujeres y el ejercicio pleno de los derechos sexuales se suma a las actividades que se realizan en el país para poner fin a la violencia de género y la que se dirige a las infancias y adolescencias.Este año la Jornada se propone llamar la atención sobre como los niños, niñas y adolescentes están expuestos a la violencia que sufren las mujeres de sus familias, incluidas sus madres. Estas situaciones no solo los afectan profundamente, sino que los convierte en los propios destinatarios de la violencia.[2]
Los datos de la Organización Panamericana de la Salud[3] recogen la extensión de este grave problema de salud pública. A nivel mundial, 1 de cada 2 niñas y niños de entre 2 y 17 años sufre algún tipo de violencia cada año. Según una revisión global, se estima que el 58% de las niñas y los niños en América Latina y el 61% en América del Norte sufrieron abuso físico, sexual o emocional en el último año.
Otras agencias del Sistema de Naciones Unidas aportan información y datos que apuntan la presencia de violencia hacia en diferentes escenarios de interacción social. Según un análisis de la UNESCO, el 38% de los estudiantes del Caribe y el 26% de los estudiantes de Centroamérica informaron estar involucrados en una pelea física. El mismo análisis afirma que el 32% de los estudiantes en América del Norte y el 30% de los estudiantes en América del Sur informaron haber sido acosados. [4]
Los homicidios son una de las principales causas de muerte de niñas, niños y jóvenes, en particular de hombres y niños de 15 a 24 años en las Américas. Los datos sobre abuso sexual infantil son limitados, pero los datos de la Encuestas sobre Violencia contra Niños, Niñas y Adolescentes (EVCNNA) indican que el 16% de las niñas y el 10% de los niños en Honduras, el 15% de las niñas y el 8% de los niños en Colombia y el 14% de las niñas y el 3% de Los niños de El Salvador experimentaron violencia sexual antes de los 18 años, según lo informado por los jóvenes de 18 a 24 años. A eso se le suma que en contextos violentos y de abuso de poder, crece la posibilidad de que la violencia se reproduzca en generaciones futuras.[5] (UNICEF -Uruguay)
El informe de UNICEF realizado junto al Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) indica que exponer a niños, niñas y adolescentes a la violencia de pareja en sus hogares durante un período prolongado puede afectar gravemente y para toda la vida su bienestar, desarrollo personal e interacciones sociales.[6] A la vez que expone como las consecuencias más comunes:
- Problemas de socialización: aislamiento social, dificultad para establecer relaciones personales, conductas autoagresivas.
- Síntomas depresivos y de ansiedad: llanto, tristeza, autoestima baja.
- Miedos: sentimientos de que “algo malo va a pasar”, miedo a la muerte, a perder a su madre o a su padre.
- Alteraciones del sueño: pesadillas, miedo a dormir solo o sola.
- Problemas escolares: bajo rendimiento, problemas de atención y concentración, agresiones entre pares (como víctimas y como agresores).
- Síntomas de estrés postraumático: trastornos del sueño, fobias, trastornos alimenticios, ansiedad, ataques de pánico.
- Alteraciones del desarrollo afectivo: modelos de vinculación erróneos, en los que violencia y amor van unidos; manejo del poder sobre otros.
- Parentalización de los niños y niñas: asunción de roles adultos respecto a la protección de hermanos pequeños o de sus madres.
Cuando niñas y niños viven en hogares donde existe violencia basada en género, la internalizan como si se tratara de algo cotidiano y propio de la convivencia. Eso marcará la forma en la que se relacionarán con los demás a futuro. Por eso, existe una altaprobabilidad de que el ciclo de la violencia se continúe perpetuando en futuras generaciones.https://www.unicef.org/uruguay/crianza/etapa-escolar/como-afecta-la-violencia-de-genero-a-ninos-y-ninas
Este año, el programa previsto en el marco de la Jornada se dirige a tres de los componentes de la estrategia la comunicación, la prevención y la atención de ahí que se propone:
- Socializar los avances en materia de investigación y diseño de protocolo de atención al abuso sexual infantil.
- Brindar información a padres, madres y actores sociales que posibilite la identificación, detección, prevención y atención de la violencia de género y sus consecuencias en niños y niñas.
- Llamar la atención acerca de la relevancia de la prevención del abuso sexual como garantía para el bienestar de niños, niñas y adolescentes.
- Compartir a través de los canales de comunicación social de la institución y otros mensajes que favorezcan la prevención de la violencia de género y su expresión como forma de maltrato infantil.
Esta propuesta tiene como objetivo:
Fortalecer las capacidades de los actores sociales, las familias y de la sociedad civil para la prevención y atención de las violencias de género que afectan de forma directa a niños, niñas y adolescentes.
Tiene entre sus líneas de mensajes:
- La violencia de género es un problema social, de salud y de derechos humanos.
- La violencia de género y en el escenario familiar son un obstáculo para el desarrollo social y humano.
- La violencia de género es un mecanismo de control que afecta la autonomía y la autoestima de quienes viven en entornos violentos.
- La violencia de género contra la madre es una forma específica de maltrato infantil.
- Niños y niñas sufren la violencia de género que reciben sus madres y otros miembros de la familia.
- Niñas y niños que viven en familias en las que existen situaciones de violencia basada en género, asumen y aprenden que estas formas de relación son adecuadas y las pueden ensayar con otros niños, niñas, adultos de las familias de origen y sus parejas en la adultez.
- La educación integral de la sexualidad contribuye a relaciones interpersonales basadas en el respeto y la no violencia de género.
- El control de los teléfonos, mensajes de texto, prendas de vestir y las amistades son formas de violencia de género.
- Divulgar imágenes del cuerpo o partes de este sin autorización de las personas, son formas de violencia.
- El Código penal sanciona a las personas responsables de diferentes manifestaciones de violencia de género.
- La legislación cubana ofrece protección ante la violencia de género incluye la sanción de la violencia de género.
- La violencia sexual es una de las formas de violencia de género con graves consecuencias para la salud mental y sexual de quienes la padecen.
- Padres y madres tienen la obligación del cuidado y protección de sus hijos e hijas.
- Niños, niñas y adolescentes pueden ser víctimas de violencia de género y esta puede estar presente en los diferentes espacios de interacción social.
- La familia y especialmente padres y madres deben promover el ejercicio de derechos de niños, niñas y adolescentes.
- Prevenir es la clave.